En España el abandono escolar ha sido una constante en las últimas décadas, pero este desánimo también se manifiesta en el bachillerato e incluso en el primer año de Universidad. Las razones tienen mucho que ver con las asignaturas aunque no son todas. Y si hay que hablar de las asignaturas más suspensas, las que más se atragantan a estudiantes de todas las etapas, sobre todo en la primera y segunda por ser bastante selectivas de cara a la superior universitaria, son las matemáticas y el inglés, las dos grandes barreras que dividen, sobre todo la primera, a los dos grandes bloques que ya no lo son tanto por el cambio de modelo de enseñanza: los alumnos de letras y los alumnos de ciencias.

Y aunque el inglés sea asignatura común a unos y a otros, es precisamente por eso que es la que más insistentemente se instala en las asignaturas típicas de clases particulares. Tanto las matemáticas como el inglés se han establecido en las clases de apoyo como los eternos escollos que hacen tambalear los pilares de la perseverancia para muchos. Sin embargo, mientras las matemáticas pudieran esquivarse tras varios esfuerzos y un elevado grado de comprensión de los profesores de esta materia, el inglés se encalla para todo el espectro de estudiantes que no tienen afinidad con la lengua de Shakespeare.

Son el ejemplo que encarna en espíritu repetidor, y por supuesto el ranking de las clases de apoyo o particulares, amén de las matriculaciones en escuelas durante el verano e incluso tras las clases diarias durante el curso. Son las dos asignaturas más suspensas, las dos bestias negras de los estudiantes españoles en lo concerniente al inglés precisamente.

Y es que, además de la complejidad de las matemáticas para determinadas estructuras mentales, se une la falta de una adecuada pedagogía con la que hacerlas comprensibles y útiles a los alumnos.

Estas dos características son el tándem que convierten en fracaso a las matemáticas, unidas indisolublemente a la habilidad o no del maestro o profesor. Si el que tiene en sus manos transmitir semejantes conocimientos no consigue que el estudiante comprenda de qué se trata este mundo abstracto y lógico de la matemática, el fracaso está completamente asegurado. Sin embargo, con el inglés no tendría por qué ocurrir lo mismo. Pero aunque se parece bastante el esquema con el que se reproducen los fallos, hay esperanzas de que cambiando el método de enseñanza, el alumno responda positivamente.

Tras estas significativas asignaturas, hay todo un elenco de ellas que completan la lista de las asignaturas más suspensas en el curso, pero se repiten menos y son aleatorias. Física y química, lenguaje o literatura, entrarían en este palmarés, pero con la dilatada nómina de asignaturas de los nuevos planes de estudio, resulta más complejo confeccionarla.